La transformación digital en el sector educativo ya es una realidad que ha afectado indistintamente a cada uno de los centros independientemente de su tamaño, localización o infraestructura disponible.
La pandemia ha obligado a acelerar nuevos métodos de enseñanza que combinan el formato online con el presencial, convirtiendo los ordenadores, móviles o tabletas en herramientas fundamentales dentro los escenarios escolares.
Si bien es cierto que los centros han llevado a cabo un proceso de transformación digital acelerado y forzoso debido a las inclemencias de la pandemia, nuestro país se encontraba en una evidente desigualdad en esta área. Hablamos de cifras que señalan que tan solo 11,5% de los centros educativos en España incentivaba a los docentes a integrar las tecnologías educativas en la enseñanza-aprendizaje, frente al 56,7% que se registra en la media de los países que conforman la OCDE.
Además, en nuestro país, el 90% de la educación reglada se realizaba de forma presencial, y solo ciertos grados se realizaban online. Sin embargo, en un momento tan disruptivo como éste, todos los centros formativos se han tenido que adaptar con celeridad a una transformación sin precedentes en su metodología.
En esta línea, estamos viendo que la capacidad de adaptación al nuevo entorno y escenario planteado por la pandemia ha reducido la brecha digital, con la dotación de los medios necesarios para que su actividad no se viera interrumpida. Ha sido un momento similar al vivido con el efecto 2000, a principios de siglo. Cuando muchos temían que podrían colapsar y detenerse las infraestructuras de transporte, la producción de energía, las centrales nucleares y casi cualquier instalación crítica, por un defecto insignificante como la correcta lectura del año en curso. Las sociedades de todo el mundo se han adaptado, otra vez, a un cambio sin precedentes, y lo han hecho gracias a las tecnologías que utilizamos a diario.
–
Conexión en las aulas
- Resistencia al cambio: es importante trabajar la cultura digital para lograr una concienciación efectiva que no solo contribuya a fomentar el crecimiento en este ámbito, si no a garantizar la seguridad de un comportamiento responsable en la red.
- Limitación de recursos: la inversión en infraestructura es un valor seguro a corto plazo. Si bien es necesario contar con un experto capaz de asesorar y priorizar, siendo capaz de detectar las necesidades reales para lograr una rentabilidad real.
- Ausencia de figura técnica especializada: el desconocimiento genera inseguridad y, con ello, un paso atrás en el proceso de transformación digital. En este sentido, es importante contar con una figura de apoyo capaz de acompañar al centro a lo largo del proceso de transformación al completo para poder contar con una visión 360º del potencial y las necesidades a cubrir, pero sobre todo para ser capaces de sacar el máximo provecho a todas y cada una de las herramientas disponibles.
- Infraestructuras: de manera que lo centros educativos dispongan de las herramientas necesarias para llevar a cabo un el proceso de transformación digital de forma segura.
- Seguridad: con el fin de asegurar un correcto funcionamiento de la red y un comportamiento responsable del usuario, que no ponga en riesgo la seguridad del centro.
- Formación: con el objetivo de que no exista una brecha digital entre profesores y estudiantes poniendo a su disposición todo el conocimiento necesario para lograr el máximo aprovechamiento de las herramienta.
- Seguimiento: siempre con un acompañamiento de punta a punta, comenzando con un análisis de las necesidades previo al proyecto, el despliegue de este y el mantenimiento posterior.